miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo V "Un nuevo amanecer"

-¡Atención hermanos, hoy se nos une un nuevo miembro a la manada, su nombre es Markus, y es un licántropo humano!- dijo un tanto orgulloso Lúinwë, todo el poblado le miraba fijamente y con un gran respeto, aunque un poco asustados por las palabras “licántropo humano” todos sabían lo que aquello quería decir- Vuestro deber será ayudarle en todo lo que podáis y enseñarle a caminar como nosotros- esta ultima frase la dijo en élfico.

Fue entonces cuando Tour se acercó a Markus para presentarse, aunque no izo falta, ya que Lúinwë lo izo por él.

-Joven Markus, este es Tour, él es uno de los licántropos de la manada, te enseñará todo lo que necesitas saber sobre nuestras costumbres- Tour miró a Lúinwë un poco sorprendido por el nuevo cargo que se le había encomendado sin su consentimiento, aunque izo oídos sordos, ya que no le importaba en gran medida >>Solo es un humano<< pensó Tour >>Su poder como licántropo ni siquiera se puede comparar con el nuestro, será fácil enseñarle<<-Además- siguió Lúinwë- Él fue el que te salvó la vida.
-Encantado de conocerte, Tour-dijo Markus dándole su pequeña mano a la gigantesca de Tour, a su lado, Markus era enano, ya que solo medía 1,73m.

Después de aquel apretón de manos, Tour le indicó que le siguiera, Lúinwë se fue a solucionar problemas del poblado.

-Sígueme-le dijo Tour en el idioma de Markus, con un fuerte acento en élfico, aunque no lo hacía con tanta fluidez como lo hacía el viejo jefe elfo.

Markus obedeció sin rechistar, tenía mucho que aprender sobre aquellos licántropos que se suponía que le iban a ayudar.

-Oye…mmm…gracias por salvarme la vida antes…aunque ni siquiera estaba consciente-dijo Markus mientras se rascaba la cabeza.
-No me las des, podría haberte matado si lo hubiera creído conveniente, ya que los de vuestra raza sois unos monstruos codiciosos.-dijo sin ni siquiera mirarle mientras caminaba.
-Vaya, que suave eres- Markus le miró con una de las cejas arqueada, entonces Tour echó una pequeña carcajada.
-Tienes suerte de que haya sido yo el que te haya encontrado, si lo hubiera hecho Morion te abría matado sin ni siquiera contárselo a nadie- entonces Tour esbozó una pequeña media sonrisa.
-¿Qué es esto que me habéis puesto en el cuello?- dijo Markus refiriéndose al collar aferrado a su garganta.
-Lo sabrás en su momento- la sonrisa de Tour se amplió ante las constantes preguntas del muchacho.
-Oye…y…en serio, ¿No pasáis frío viviendo aquí? Quiero decir, no tenéis ninguna camiseta, ni tampoco calzado, es mas, creo que me voy a congelar.- dijo Markus tiritando un poco, entonces Tour se rió y fue la única vez que se giró para mirar a Markus a los ojos, estaba empezando a cogerle cariño a aquel humano que acaba de conocer y adjudicar como “aprendiz”.
-Si recuerdas bien las palabras de Fëanáro Lúinwë, debes recordar también que debes aprender nuestras costumbres, y eso incluye la ropa.
-Pues empezamos bien-dijo Markus intentando no pasar frío-¿Qué aremos ahora?
-Primero, debo presentarte a los chicos de la manada, los licántropos, ya conoces a dos, yo y Fëanáro Lúinwë, te faltan otros dos, que son Morion y Súlio.-dijo sin parar de caminar.                     

Morion era un elfo aparentemente normal, su cabello era blanco y liso, muy prolongado, con algunos mechones de color castaño, pero muy escasos. Su piel era más oscura de lo habitual, verde menta oscuro y sus ojos eran pardos y lobunos. Su edad era temprana para los de su especie, 70 años, y su constitución era robusta aunque no se le notaba en su físico. Morion tiene un carácter bastante desagradable, suele ser antipático e introvertido, y siempre que hace alguna cosa bien, se llena él mismo de meritos, además de que le encanta meterse en peleas para demostrar quien es el macho dominante de la manada, como suele hacer siempre con Tour, él está convencido de que será elegido para relevar a Lúinwë del cargo de jefe de la manada.

Súlio es un elfo muy tranquilo y sereno, no le gusta nada meterse en líos ni en peleas y es bastante tímido, tiene una temprana edad de 80 años y es el mayor de los aprendices de la manada. Su cabellera es blanca como la nieve con tres mechones negros en el costado derecho. Su piel era muy pálida, incluso más que la de Tour, exceptuando una marca de nacimiento cuasi negra en el hombro izquierdo. Su constitución era la de un elfo normal, pero bastante más alto y sus ojos lobunos eran de un color cuasi blanco.

-¿Vas a ser tu el que me enseñe a controlarme?-dijo Markus un poco curioso
-Afortunadamente no, eso se escapa de mis habilidades y conocimientos, de eso se encargará Fëanáro Lúinwë- de pronto Tour se paró en seco, había llegado a una gran tienda, allí se encontraban Morion y Súlio, pero no estaban dentro, si no apoyados en una larga cerca de madera tras la tienda.
-Morion, Súlio, este es el humano licántropo, Markus.
-Si, ya, ya, he oído antes a Lúinwë.- dijo Morion en élfico.
-Fëanáro Lúinwë- corrigió Tour.
-Que más da, es solo un viejo
-Ten un poco de respeto Morion, el es nuestro líder y maestro. ¿O es que ya as olvidado quien te a salvado el pellejo en varias ocasiones de los Minotauros?
-Mas vale que te calles si no quieres escupir sangre, bocazas.-dijo avanzando hacía Tour y poniéndose a una amenazante distancia. Markus no entendía nada de lo que decían, ya que lo hacían en élfico, pero si llegaba a comprender que se estaban peleando.
-Si lo dices por el humano, tranquilo, que no entiende nada de lo que estamos diciendo y no corres el peligro de perder tu reputación de “chico duro”- dijo Tour con una sonrisa de malicia.
-Se acabó, te vas a enterar.

Morion se transformó en un gran lobo de pelaje marrón muy oscuro y de ojos castaños, entonces se abalanzó sobre Tour que se transformó en otro lobo de pelaje grisáceo y de ojos azules como el más gélido de los hielos. Markus miraba como se peleaban con cara de espanto por lo que pudiera pasarle a Tour. Súlio reparó en ello y le dijo con un fuerte acento élfico.

-Tranquilo humano, no les pasará nada, siempre están igual- le puso su enorme mano en el hombro para tranquilizarlo, le miraba fijamente con su mirada gélida, aunque lo único que izo fue ponerlo más nervioso.

De pronto, del horizonte apareció un licántropo blanco, se trataba de Lúinwë, que había regresado a la tienda para enseñar a los jóvenes licántropos de la manada, aunque en lugar de ello se encontró una escena habitual, Morion y Tour enzarzados en una pelea. Como era de costumbre tubo que separarlos con algo de ayuda de Súlio.

-¡Súlio! Ya sabes que hacer- dijo Lúinwë en su forma lobuna.

Súlio asintió y se transformó en un gigantesco lobo blanco con numerosas marcas negras como las de un perro de las nieves. Markus estaba atónito, para aquellos elfos transformarse en monstruos era algo normal.

Cuando ya hubo cesado la pelea y las dos fieras hubieran estado por fin en calma, Lúinwë empezó a hablar.

-Nos tenéis ningún tipo de remedio, os comportáis como un elfo de 15 años- dijo Lúinwë al frente de todos sacudiéndose los pantalones, mientras miraba fijamente a Tour y a Morion.

>>¿15 años te parece poco?<< pensó Markus, aunque más tarde reparó en la longevidad de los elfos.

-¿Por qué hablas el idioma de los humanos?-Preguntó Morion en élfico un poco molesto, sacudiéndose también sus pantalones
-Verás, joven elfo, por si todavía no te habías percatado, tenemos un nuevo miembro y es humano, así que deberá entender todo lo que le digamos hasta que aprenda nuestro idioma-dijo Lúinwë mirando fijamente a Morion. Este le dedicó una mirada fulminante a Markus, que intentó mirar hacia otro lado para evitarla.
-De acuerdo entonces, comencemos. La principal amenaza que tenemos hoy día son los caza recompensas o mercenarios, a los que la gente les pagan bastantes cuartos por nuestra cabeza-dijo Lúinwë mientras caminaba lentamente al frente de todos- Suelen ser magos o templarios, hoy veremos la forma más habitual de derrotarles…

La mañana pasó rápido, todos se podían transformar y practicar con peleles menos Markus, que se sentía ausente y fuera del grupo, viendo como sus compañeros practicaban los ataques y la forma de defenderse.

Al mediodía, ya que Markus no había podido hacer nada en los entrenamientos, Lúinwë le encomendó el cargo de buscar la comida, pero solo durante unos cuantos días asta que fuera capaz de poder participar con el grupo, mientras tanto, él se encargaba de la alimentar a la manada. La primera vez Tour le tuvo que acompañar por la ignorancia del muchacho sobre el terreno, se adentraron en el bosque nevado por un pequeño sendero.

-¿Qué estamos buscando exactamente?-preguntó Markus un poco confuso
-Comida-dijo Tour sin mirarle si quiera a los ojos, como de costumbre
-Eso ya lo sé, ¿pero que es?-respondió Markus molesto
-Lo que encontremos, como liebres, peces o caribús.
-¿Peces?-Markus paró de caminar
-Si, vamos al río-Tour siguió caminando y Markus tuvo que correr un poco para alcanzarlo.
-Para empezar, yo no me meteré en el río ni loco, está congelado, no lo pienso hacer.
-“Para empezar”-dijo Tour girándose hacia él y con un tono un tanto sarcástico- la tarea te está encomendada a ti, yo solo te acompaño, dentro de poco tendrás que ir tú solo.
-Oh, genial-Markus se cubrió el torso con los brazos ya que el frío que se respiraba allí era casi insoportable.

De pronto, Tour paró de andar, había oído algo.

-Quieto ahí, no hagas ruido- susurró Tour
-¿De que se trata?- dijo Markus en su tono normal.
-¡Agazápate!-dijo Tour empujando a Markus por la nuca hacia el frío suelo.
-¿Qué demonios as visto?- preguntó Markus, que no veía nada a través de la maleza
-Un caribú-Tour cogió un cuchillo y se lo puso en la boca, Markus seguía sin ver nada.
-Oye, ¿y por que no te transformas en lobo y lo matas?-Markus levantó un poco la cabeza.
-¡Te digo que te agaches!-volvió a empujarlo al suelo- tú no puedes transformarte, tienes que ver como lo hago yo para que la próxima vez puedas hacerlo tú solo.
-Espera un momen…-Tour salió disparado hacia donde estaba el caribú, entonces Markus levantó la cabeza para ver como lo cazaba.

Unos segundos después, Tour apareció con las manos ensangrentadas y un caribú a su espalda.

-Oye, n-no es justo, tu constitución es diferente, yo ni podría cargar con ese caribú en la espalda-Markus estaba sorprendido de la rapidez con la que Tour había dado muerte al animal.
-Simplemente esto, Markus, aprende rápido- Tour siguió andando y Markus se quedó parado atónito en medio de la nieve.

viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo IV "Un licántropo negro como el azabache"

El oráculo miró a Markus con el ceño fruncido, las marcas coincidían perfectamente con el cráneo del animal.

-Te ha mordido un licántropo, esta noche te transformarás y matarás a cualquier persona que este a tu alrededor- el oráculo se apartó bruscamente de Markus.
-Eso…¡Eso no es verdad! ¡Me mordió hace tres día y todavía no me a pasado nada!-gritó Markus mientras se levantaba de un salto bruscamente y enfurecido.
-No era Luna llena…-susurró el oráculo-la primera transformación se produce en Luna llena…después todas las noches.
-¡¡¡No!!!-gritó Markus-¡Yo no soy un monstruo!-la noche había caído, Markus estaba hiperventilando por la presión que había en aquel lugar, una gota de sudor cayó por su frente.
-Markus, tranquilo, no te aremos daño, no sentirás dolor, te lo prometo, si no nos dejas actuar ahora…luego será demasiado tarde y matarás a gente inocente, ¿Es eso lo que quieres, Markus?- el galeno tenía un frasco en la mano con una sustancia desconocida, se acercó lentamente a Markus.
-No te me acerques- gruñó Markus, entonces Robin lo cogió por los brazos.
-¡Ahora galeno!- El galeno se abalanzó sobre Markus, pero este consiguió soltarse y escapar de la clínica.

Markus corrió hacia el bosque, la Luna estaba llena y mas plena que nunca, Robin salió tras él y gritó los cuatro vientos:

-¡Al licántropo, que no escape el licántropo!

De pronto, como si los hubieran llamado, un grupo de gente salió de sus casas y Robin, el galeno Ricardo y el oráculo les pusieron al día sobre la situación por la que pasaba el muchacho. Sin dudarlo un minuto, el gentío encendió antorchas y cogió horcas. La muchedumbre se aventuró en busca del joven Markus que ya les llevaba unos metros de ventaja.

Markus corría y corría intentando no desfallecer ante aquella gente llamada en el pasado “vecinos” sabía que si se rendía lo matarían ensartado o lo quemarían en una pira, aunque el pobre muchacho tampoco tenía nada que perder y se lo planteó durante varias ocasiones. Markus tropezó con una raíz de un árbol, pero se incorporó rápidamente y siguió corriendo lo más rápido que le permitían sus piernas ya hechas polvo. Mientras tanto, Viviana estaba en el claro, esperando a Markus, se extrañó bastante al ver que el muchacho no se presentaba, pero sabiendo como era de despistado, decidió darle un poco más de tiempo. Markus vio que la ventaja que había ganado anteriormente se estaba perdiendo por momentos, ya veía tras de si los reflejos de la luz de fuego de la muchedumbre. Entonces decidió dejar de ir a ras del bosque y se desvió hacia una pequeño claro…pero ese fue su mayor error…ya que en ese lugar no había nada que impidiese que la luz de la Luna rozara su piel…entonces Markus miró hacia la Luna y paró de correr, nunca antes le había parecido tan hermosa y tan bella…le hipnotizó con aquel deslumbrante brillo…Markus se dejó caer de rodillas al suelo, de repente empezó a sentir un horrible dolor desde lo más hondo de su ser y gritó. Viviana, que esperaba ya impaciente, oyó el grito e identificó inmediatamente que se trataba de la dolorosa voz de Markus, y, sin pensárselo dos veces, salió corriendo de allí y se dirigió hacia de donde provenía aquel escalofriante grito de su amigo. Markus notó como sus piernas se iban convirtiendo poco a poco en patas, como sus manos se transformaban en zarpas, como su nariz se alargaba asta tomar el aspecto de un hocico y como le crecía una cola y sus costillas se agrandaban dolorosamente…la ropa que llevaba se estaba empezando a rasgar y el pelo a multiplicar…sus orejas se volvieron puntiagudas y sus dientes en afilados colmillos…asta que por fin el agonizante dolor desapareció, Markus se había convertido en un gigantesco lobo negro como el azabache y de ojos azules como el cielo, entonces aulló a la Luna en señal de la finalización de su transformación. En su respuesta, otros lobos aullaron en la lejanía y fue entonces cuando la muchedumbre lo vio transformado en su totalidad.

-Demasiado tarde-dijo el oráculo señalando a la bestia.

Markus se giró hacia ellos con las orejas hacia atrás y les dedicó un gruñido amenazador, pero la poca conciencia y racionalidad aun presentes en el pensamiento del licántropo le impedían atacarlos…por lo menos momentáneamente asta que perdiera totalmente el control de sus actos. Entonces volvió a iniciar su carrera y la muchedumbre comenzó de nuevo la persecución, era evidente que Markus no quería hacerles daño. De pronto apareció Viviana de la nada y vio a toda aquella gente con antorchas y diversos instrumentos destinados a la granja y al labrado del campo.

-¿Qué demonios esta pasando aquí?-preguntó Viviana temblorosa y un tanto asustada.
-Estamos persiguiendo a un licántropo, si no lo matamos, regresará y quien sabe quien podría ser la próxima victima de sus fauces- dijo Robin
-Robin tiene razón, debes ayudarnos Viviana-concluyó el galeno.

Viviana asintió y se unió al gentío, pero lo que nadie le dijo era que el licántropo al que perseguía se trataba de Markus. Markus sintió que aún le quedaba algo de conocimiento en su sesera, así que no dejó de correr asta que su camino llegó a su fin, el comienzo de un precipicio demasiado alto y empinado para ser escalado le impedía en paso, estaba decidido a volver atrás cuando el gentío furioso le acorraló en la pared, entonces Markus reparó en algo, el gentío estaba liderado por Viviana, que se quedó parada en frente del ahora licántropo Markus.

-¿Es este?-dijo Viviana.
-¡Si, debes acabar con él de una vez por todas! ¡Es verdad, mátalo ya!-gritaba el gentío.

Viviana alzó las manos para conjurar un hechizo cuando miró a la bestia, estaba acurrucada en un rincón, con las orejas para atrás y gimiendo, entonces se fijó en sus ojos que reflejaban una gran tristeza, eran de un tono azul demasiado familiar para ella, entonces dejó de conjurar un momento al ver la reacción del licántropo. El animal estiró su zarpa y escribió en la arena del suelo “Yo Markus” entonces Viviana se aterrorizó.

-Ma…¿Markus?.

El animal no respondió, pero una lágrima cayó por su ojo izquierdo y Viviana conjuró un hechizo, Markus cerró los ojos pensando que le iba a matar pero en lugar de eso le susurró.

-Huye, Markus, huye y no vuelvas.

Viviana no pudo evitar que se le escaparan unas lágrimas de dolor también, pero acabó de pronunciar la última palabra del hechizo “…licantrupus” y de repente Markus apareció en un lugar desconocido. El desconcierto reinó sobre el gentío, que vio como el licántropo había desaparecido sin rastro, entonces le pidieron explicaciones a la maga, ella se limitó a contestar que lo había mandado a otra dimensión.

Markus se encontraba transformado todavía en un páramo helado, fue entonces cuando empezó a perder el control sobre si mismo, pero como no había nadie allí, no tuvo que lamentar ninguna víctima, aparte de una pequeña cabra montesa que hubo tenido la mala suerte de cruzarse en su camino. Entonces empezó a transformarse en humano de nuevo ya que la ausente presencia de la Luna en aquel lugar tan árido le impedía seguir transformado en su forma lobuna, así pues la abandonó y volvió a ser un humano, anduvo unos cuantos pasos sin decir ni hacer nada y calló de rodillas al suelo después de perder el sentido completamente. El cuerpo de Markus estaba inmóvil e inerte en el nevado suelo, donde la sangre de la cabra lo encharcó. Para su desgracia, de pronto comenzó una fuerte tormenta de nieve, pero Markus no sentía nada.

De pronto, un individuo vio el ya cadáver de la pobre cabra y siguió las huellas de sangre que se iban transformando de las de un lobo a las de un humano, entonces, al final del camino, halló el inmóvil cuerpo de Markus ensangrentado y supuso lo peor. Cogió a Markus y se lo llevó de allí a un pequeño poblado en mitad de la nada, se trataba de un elfo, y en el poblado habían muchos mas.

Aquellos elfos eran de un color bastante raro, ya que los elfos normales tenía el color de la piel de un verde muerto bastante intenso, que en las mujeres solía ser verde claro, los ojos gatunos y amarillos como el ámbar y solían ser bastante mas altos que los humanos, sobre 2’13 cm, además de que las orejas eran muy largas y puntiagudas, pero esos elfos vivían en el bosque, y podían llegar a vivir asta 3 siglos, sus ropas eran muy complicadas, con numerosos bordados, y solían ser de color verde también, pero mas oscuro.Tenían una excelente vista en la oscuridad, su pelo solía ser largo tanto en hombres como en mujeres y adoptaba un color dorado o castaño muy claro . En cambio aquellos elfos eran de un color verde menta blancuzco, que en las mujeres casi era blanco, tenían unos ojos lobunos y azules como el gélido hielo, llegando a ser casi blancos, en comparación con el azul de Markus, que era bastante más intenso. Su altura no era mayor a 2 metros, y sus orejas eran bastante más cortas y anchas, aunque seguían siendo puntiagudas, pero con el extremo redondeado. Podían llegar a vivir 230 años y ellos no vestían parte superior en la ropa, en su lugar exhibían unos tatuajes hechos por ellos mismos en el pecho, y su parte inferior eran unos pantalones con los extremos brochados y no llevaban calzado, aunque si muchos adornos y colgantes en el cabello y diversas partes más del cuerpo. Ellos veían bien en la oscuridad, pero no tanto como los otros elfos, y su pelo era bastante más largo que el de los elfos del bosque, adornado por trenzas y diversas cosas más, aunque en las mujeres solía ser más exagerado. El color de sus cabelleras era blanco en los hombres con alguna variación a gris y gris claro en las mujeres.

Cuando el elfo llegó al poblado, los demás lo miraron con expresión de curiosidad y se acercaron para tocar a Markus, como si hiciera mucho tiempo que no veían a un humano, el elfo portador de Markus entró en lo que parecía una tienda principal hecha con pieles de animales. Dentro se hallaba un elfo sentado serenamente frente al fuego, pero con rasgos diferentes que lo distinguían de los demás, sus ojos no eran azules, si no de un dorado amarillento, y tenía bastantes mas adornos y colgantes, además de que parecía haber vivido mucho más tiempo que los demás que en comparación eran jóvenes, su pelo era blanco como la nieve.

-¿Qué se te ofrece Tuor?-dijo el anciano en élfico.
-He encontrado a este humano en medio de una tormenta de nieve…parece ser un licántropo, no sabía si debía matarlo o no, así que por eso e venido a pedir tu consejo, gran Fëanáro Lúinwë.-contesto en élfico también.

El anciano se quedó mirando fijamente a Markus, estaba pensando si debía salvarle la vida o abandonarlo a su suerte, que significaría su muerte, entonces miró al fuego y dijo algo.

-Los licántropos en forma humana son monstruosos y unos asesinos sin compasión que se transforman cada noche sin poder evitarlo…pero los de forma élfica lo hacemos cuando queremos y cuando somos lobos podemos controlar nuestra voluntad perfectamente sin necesidad de matar a alguien que no sea nuestro enemigo.-dijo mientras miraba al fuego- tal vez podamos enseñarle a controlarse y no sea necesario asesinarlo o matarlo.
-Entonces, ¿Qué debemos hacer?-dijo el joven elfo dejando a Markus en el suelo
-Lo primero será quitarle la sangre…luego debemos esperar a que se despierte.

Fue dicho y hecho, cuando por fin consiguieron quitar el más mínimo rastro de sangre en el cuerpo de Markus, esperaron a que se despertara, este abrió los ojos por fin y miró a su alrededor, tenía una especie de cinta o collar aferrando al cuello, entonces observó que estaba encima de nieve y que no tenía camiseta ni calzado, solo sus pantalones, supuso que se habían desgarrado durante la transformación, pero no recordaba nada ni sabía donde estaba, solo un enorme dolor de cabeza, hacía mucho frío en aquel lugar. Se encontraba dentro de una tienda, pero no pareció importarle, se levantó y salió de ella, entonces Lúinwë acudió a él y le dijo.

-Por fin te as despertado-dijo con una extraña fluidez en su idioma.
-¿Qué?...¿Un elfo?...¿Donde estoy?- a Markus le dolía mucho la cabeza y no lograba recordar nada.
-Estas en mi poblado, humano.

Entonces Markus recordó de repente, recordó que Viviana le había teletransportado allí para no tener que matarlo.

-Muchas gracias por ayudarme, pero debo irme de aquí…no quiero haceros ningún daño, así que…-Markus dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria.
-¿Ya te marchas joven licántropo?-dijo el anciano elfo con una media sonrisa, poseía un bastón bastante extraño.
-Sa …¿sabías que era un licántropo y aun así no me mataste?-Markus se giró para hablar con el anciano, con los ojos como platos.
-Yo sé muchas cosas, y en el poblado tenemos a 3 licántropos, aparte de mí, ¿Por qué tendría que tenerte miedo?.

Entonces el anciano se convirtió de repente en un gigantesco lobo blanco, con unos hermosos ojos amarillos que miraban fijamente a Markus, que pensaba que este le mataría en cualquier momento por que no podría controlarse, pero un extraño y largo silencio invadió el lugar, Markus todavía tenía los ojos cerrados, pero como advirtió que no ocurría nada, los abrió de nuevo y vio al gigantesco lobo sentado frente a él, con una mirada fija e impasible.

-Co…¿Cómo lo haces?- titubeó Markus, que estaba tan sorprendido que no cabía en su asombro.
-¿Transformarme y no tener ansias de matarte en todo momento?- dijo el lobo
-¿Cómo es posible que puedas hablar en esa forma?-dijo Markus señalándolo un tanto asustado.

Lúinwë volvió a transformarse en un elfo rápidamente, se acercó a Markus y le puso su vieja mano encima de la cabeza.

-Puedo enseñarte esto y mucho más… pero la decisión es tuya, puedes irte del poblado y vivir como una bestia incontrolada el resto de tu vida…o quedarte aquí con nosotros y aprender a usar el don que as recibido en tu beneficio y en el de los demás, como poder protegerlos de algún peligro y no desear matarlos en todo momento.

El rostro de Markus se serenizó por un instante, cerró los ojos y lo pensó ensimismada y detenidamente, luego los abrió y miró fijamente a los ojos de Lúinwë que esperaba pacientemente una respuesta, entonces Markus se limitó a asentir con la cabeza y entonces el viejo elfo sonrió.

-Mi nombre es Lúinwë, pero llámame Fëanáro Lúinwë.-dijo mientras se daba la vuelta.
-Yo me llamo Markus- dijo mirando serenamente a Lúinwë.

De pronto, la tormenta de nieve paró súbitamente.

Capítulo III "Un día bastante completo"

Viviana arrastró a Markus hacia aquel bosque inhóspito y lleno de peligros.

-Oye Viviana, ¿estas segura de lo que haces?-dijo Markus un poco miedoso
-Nunca había estado más segura de mi misma.-dijo sin mirarle siquiera al rostro.

El bosque presentaba un aspecto un tanto lúgubre, ya que esa noche la niebla abundaba en él.

-Mira que si nos perdemos…
-¿Cómo nos vamos a perder? Mi elemento es la tierra, es casi imposible.
-¿Casi?-dijo Markus aún más preocupado.

Viviana no respondió, se limitó a seguir arrastrándolo del brazo asta que se paró en seco.

-Es aquí.

Entonces por fin Viviana soltó a Markus y le mostró un lugar detrás de la niebla, era un hermoso claro en medio del bosque, las luciérnagas bailaban en la hierba y la poca niebla a ras del suelo le daba un toque de belleza incomparable, las gotas del rocío caían de los pétalos de las numerosas flores que habían en él, acababa en un acantilado muy escarpado y de bastante altura, desde allí de veían unas vistas impresionantes del bosque y las montañas en la lejanía. Markus no cabía en su asombro, había vivido toda su vida en aquel sitio y nunca había reparado en aquel claro asta ese día. El cielo parecía eterno e infinito, las estrellas se veían perfectamente desde allí, todas y cada una de ellas, era un cielo estrellado precioso, y el toque de gracia fue la Luna, que brillaba orgullosa desde esa vertiginosa altura con un brillo incomparable. A la Luna solo le faltaba una fase para ser Luna llena, una noche, solo una noche que podía pertenecer a los lobos, que aullaban con fuerza esperando aquel momento de gloria, aunque eso a Markus no parecía importarle mucho en ese momento. De pronto Viviana se dejó caer en la hierba empapada de rocío, y Markus vio como la hermosa luz de la Luna bañaba su rostro y le miraba de reojo indicándole que hiciera lo mismo.

-Esto es…-dijo Markus tremendamente sorprendido.
-…Precioso-acabó la frase Viviana mientras miraba a la Luna.

Pronto Markus se reunió con Viviana y se tumbó a mirar la Luna junto a ella,
entonces se armó de valor para decirle:

-Viviana, yo… quería decirte algo-Markus estaba dubitativo, no sabía si decirle la verdad sobre sus sentimientos o si prefería que solo fueran amigos.
-¿Si, Markus?-Viviana seguía mirando la Luna, aunque estaba un poco intrigada por la cuestión que se cernía sobre ellos dos.
-No sé como decírtelo, es que soy un poco…

De pronto Viviana se levantó y le dio un beso a Markus en los labios, él no lo evitó, era perfectamente lo que quería decirle desde el día anterior. Después de aquel maravilloso momento, Markus acompañó a Viviana a la posada y poco después él fue a su solitaria casa a dormir, después de un duro día de trabajo.

A la mañana siguiente, Markus apareció en la posada a la misma hora del día anterior, la diferencia estaba en que ese día le había pedido permiso al capataz para dar clases de “lectura y escritura” con Viviana, ahora conocida por todo el pueblo. Markus llegó con un extraño entusiasmo, llamó a la puerta de Viviana y esta le dejó entrar igual que la vez pasada, sin ni siquiera levantarse del camastro. Viviana ya lo tenía todo preparado, habían un montón de papeles y libros esparcidos por su mesa.

-Adelante, Markus-dijo sin mirarle si quiera, ya que estaba preparando unos cuantos papeles más.
-¿Cómo sabías que era yo? ni me as mirado-dijo el chico extrañado.
-Por tu aura.
-¿Por mi que?- Markus se acercó a ella y cerró la puerta, aunque estaba más confuso que antes.
-Nada Markus, cosa de magos-se limitó a responder.
-Bueno, y…¿por donde empezamos?- Viviana le indicó con un simple gesto que se acercara a ella, Markus obedeció.
-Por tu nombre.-esta vez si que le miró, y le dedico una amplia sonrisa.
-Mmmm bueno, tú eres la maestra.-Markus se sentó junto a ella en una pequeña mesita de la habitación.
-Primero quiero que aprendas a escribir tu nombre, mírame- Viviana cogió un papel y una pluma y escribió con una sorprendente letra “Markus”-Ahora hazlo tú.-Viviana le pasó la pluma.
-Wow, que letra más bonita-Viviana se rió.
-Ni que hubieras visto a mucha gente escribir algo
-Bueno, allá voy- Markus intentó hacer los mismos símbolos con una aparente torpeza, Viviana se rió- Bueno…¿Qué tal lo e hecho?- dijo un poco nervioso.
-Por algo se empieza, es cuestión de practica. Ahora te enseñaré mi nombre.

Viviana estuvo toda la mañana enseñando escribir a Markus, era francamente
difícil, aunque al final nada es imposible. Después de aquello, comieron juntos en la
posada y por la tarde tocaron las clases de lectura, Markus aprendía bastante rápido.

Al medio atardecer, Markus abandonó la posada con una sonrisa en la cara, había quedado con Viviana por la noche en el mismo lugar del día anterior para despedirse, ya que a la mañana siguiente Viviana abandonaría If, aunque prometió a Markus que volvería una vez acabados sus estudios.

Mientras Markus se dirigía hacía su casa, notó que alguien le seguía, se trataba de Robin, un muchacho de su misma edad que trabajaba de jornalero al igual que él. Era un muchacho de constitución fuerte y robusta, tenía el cabello de un color rubio claro y corto, los ojos eran de un verde pardo, vestía las mismas ropas que Markus pero un poco menos desgastadas. La relación entre Robin y Markus era un tanto desastrosa. Robin seguía a Markus por que había reparado en el vendaje de su antebrazo derecho y se extrañó, ya que la impresión que tenía de Markus era la de un muchacho debilucho que no le gustaba meterse en problemas ni relacionarse con los demás.

-¡Eh, debilucho!-dijo mientras soltaba una carcajada y Markus se giraba hacia él
-¡Te he dicho un millón de veces que no me llames así! Además que hago hablando con un estúpido como tú.- Markus volvió a girarse para seguir su camino.
-¿Qué son esos vendajes de tu brazo derecho?.
-Me corté con la oz mientras trabajaba.
-¿Piensas que me voy a creer ese embuste?-Markus no respondió, se limitó a seguir andando, ya que pensaba que no tenía por que darle explicaciones a aquel inútil, pero él le alcanzó enseguida y le cogió del brazo-Te e digo que me contestes
-¿Pero que estas haciendo?, ¡suéltame!.-Pero no sirvió de nada, Robin le quitó los vendajes y vio las marcas de una mordedura en proceso de cicatrización, entonces Markus empujó a Robin y se deshizo de él.
-Lo sabía, ¡sabía que era un embuste!
-¡Y que más da! Que más da que sea la mordedura de un animal que un corte con la oz, el caso es que es una herida.
-Si, ¿pero de que?-dijo con expresión de desconfianza
-Pues iba por el bosque y un lobo me mordió- dijo Markus ya un poco nervioso por las sospechas de Robin.
-¿De verdad? Esas heridas parecen más bien recientes, además de que las marcas son demasiado grandes como para pertenecer a la mandíbula de un lobo.
-Que sabrás tú sobre lobos.
-Entonces no te importará que te lleve al galeno, ¿verdad? Si lo que dices es cierto, no tienes nada que temer.

Robin empujó a Markus hacia el lado contrario en el que se encontraba su hogar,
hacia el temido consultorio, sabía que si el galeno le echaba una ojeada a la herida se
daría cuenta de que se trataba inmediatamente. Markus intentó evitarlo, pero todo esfuerzo era inútil. Ya en la puerta del consultorio, Robin llamó al galeno Ricardo, que en un santiamén estuvo en la puerta con su larga bata blanca y sus gafas medio bajadas.

-¿Si Robin?-dijo mientras les daba paso al consultorio y cerraba la puerta.
-Verá, galeno, me gustaría que examinara una herida en el brazo de amigo.-Robin empujó a Markus hacia el galeno mientras pensaba >>¿Tú y yo amigos?<< Markus era reacio a enseñarle sus cicatrices, pero no tuvo más remedio.
-¿Y bien?- dijo Robin demasiado interesado.
-¿Qué demonios es esto?-dijo el galeno un tanto asustado- parecen de un lobo…pero las marcas de los colmillos cambian según bajas hacia los molares…¿Qué demonios te mordió en el bosque Markus?- Markus no contestó, sabía que no podía hacerlo.
-No lo sé, no pude verlo, algo se tiró encima mía me mordió y ya está, eso es lo único que recuerdo.-dijo un poco irritado y apartando en brazo de las manos del galeno.
-Creo saber lo que es…pero es monstruoso y espero con cierta esperanza que no sea lo que pienso…
-¿Qué cree que es galeno?-interrumpió Robin con un destello de malicia en sus ojos.
-Los dientes de las marcas se van transformando de los de un animal a los de un humano…e visto muchas marcas de estas antes en cadáveres…pero debería pedir el consejo de un profesional antes de certificarlo por completo-el galeno salió de la clínica en busca del oráculo del pueblo-esperad aquí, enseguida vuelvo, sobretodo tú Markus.

Markus no estaba dispuesto a esperar al galeno, y menos al oráculo, sabía que le acusarían de licantropía si descubrían que las mordeduras eran de un licántropo, y eso era casi seguro ya que el oráculo era una de esas personas que sabía demasiado sobre los seres mitológicos. Markus intentó escabullirse de aquella situación, pero no lo logró, ya que allí estaba mirándole fijamente el impasible de Robin, recto, erguido, con los brazos cruzados y con un semblante muy poco amigable y demasiado serio, con el ceño fruncido. Markus se levantó pero entonces Robin actuó.

-¿Adonde te crees que vas?-dijo mientras le agarraba con una inhumana fuerza del brazo.
-Eh quedado con Viviana y no tengo tiempo para tus jueguecitos-dijo mientras se soltaba.
-Tú no te vas a ninguna parte asta que todo esto se aclare.

Markus le dedicó una mirada fulminante, pero no sirvió de nada, el galeno y el oráculo ya estaban allí.

-Markus, ven-dijo el galeno con algo de pánico, pero intentó no mostrarlo para no asustar al chico.
-Si no vienes me acercaré yo-dijo el oráculo, que llevaba un cráneo de algo en la mano, era parecido al de un lobo pero sus mandíbulas eran considerablemente más grandes.

El oráculo era una persona castigada por el tiempo, presentaba un aspecto un tanto deprimente y siniestro. Vestía una túnica de color gris claro y poseía una larga y grisácea barba que colgaba al igual que su largo y canoso pelo. Sus ojos eran de color gris oscuro y su mirada era un tanto lúgubre. Las facciones de la cara eran muy marcadas y su piel estaba desgatada por el paso de los años. El oráculo se acercó a Markus y le cogió del brazo involuntariamente, este intentó deshacerse de él, pero el viejo lo había amarrado con fuerza. Cogió aquel extraño cráneo de un animal desconocido para Markus y Robin y comparó su mandíbula con las marcas de las cicatrices del muchacho…

Capítulo II "Una noche de fiesta"

Después de pronunciar aquel hechizo, el suelo se torno más flexible y de el salieron unas enormes raíces que les atraparon, seguidamente el suelo comenzó a temblar. Trozos de unas enormes rocas del suelo se elevaron en el aire y se dirigieron a una estrepitosa velocidad hacia los cuerpos de las bestias que se rindieron en el acto, después, las raíces les aprisionaron todavía más y les estrangularon. Los cuerpos de las bestias yacían en el suelo, inmóviles, Viviana estaba muy cansada después de hacer aquel esfuerzo.

-¿Qué decías Markus?.

Viviana cayó de rodillas al suelo, pero no llegó a perder el sentido, su elemento era la tierra, cada mago se especializaba en un elemento en concreto, aun que podían usar hechizos de otros elementos, pero si usaban hechizos del suyo, su poder se duplicaba o triplicaba.

-Bueno, supongo que te he subestimado.

Pero, de repente, una de las bestias se levantó de su sueño y se dirigió mal herida y con rabia hacia Viviana, que estaba demasiado débil como para lanzar un hechizo de defensa, entonces Markus desenvainó la espada de su padre que había cogido previamente por si era necesario y se la clavó en el corazón justo en el aire, pero lo que no pudo evitar fue que el monstruo, sediento de sangre y sin ganas de morir sin su venganza, le diera un mordisco en el antebrazo derecho y diera un aullido de victoria, poco después murió desangrado. Markus le arrancó la espada del corazón y se miró la herida con cara de preocupación. Entonces Viviana reaccionó.

-No te habrá mordido, ¿verdad?

Markus se tapó la herida con la manga, se dirigió hacia ella con una sonrisa forzada y dijo.

-No, no, que va, estoy perfectamente, ni me a rozado.
-¿Cómo lo as hecho? ese licántropo iba a matarme cuando de repente apareces tú y me salvas, a sido increíble, te debo la vida, Markus.-pero Viviana estaba demasiado agotada como para pronunciar una palabra más y se desmayó, entonces Markus se acercó a ella, le apartó un mechón de pelo de la cara y la cogió.
-Tú estate tranquila, todo saldrá bien-dijo con una mirada de compasión y preocupación a la vez.

Markus llevó a Viviana a la habitación que había alquilado en la posada previamente y la acostó en su camastro para que descansara un poco, aprovechando que no había ni un alma en el pueblo, Markus cogió unas vendas de la posada y se vendó la herida para que no sangrara y nadie se diera cuenta. Luego se fue a las afueras del pueblo para avisar a los aldeanos de que ya no corrían ningún peligro y de que podían volver a sus vidas normales.

Poco después de que la historia de que Viviana había matado a todos los licántropos corriera en rumores y de que la propia Viviana de despertara de su sueño, los aldeanos decidieron hacer una fiesta en su honor al caer la noche, aunque Markus sabía perfectamente que solo era una escusa para beber y emborracharse. Aquella noche la Luna estaba en gibosa menguante, pero Markus no se fijó, estaba encerrado en su cuarto, en su casa ahora vacía y solitaria, no paraba de mirarse la herida y de pensar que sería de él en ese momento. De pronto, alguien llamó a la puerta, Markus estaba muy extrañado, ya que no estaba acostumbrado a recibir visitas. Se levantó de mala gana de su lecho, se tapó de nuevo la herida y bajó las escaleras para abrir la puerta. Cuando abrió la puerta, se quedó sorprendido, era Viviana, que había logrado averiguar donde vivía.

-Hola Markus, ¿Por qué no estas en la fiesta?- en su rostro se reflejaba una chispa de esperanza para que bajara a las fiestas con ella.
-¿Cómo as averiguado donde vivía?-Viviana rió
-Bueno, solo e tenido que preguntar a dos o tres aldeanos y me respondieron gustosamente.
-Ah…claro-dijo Markus sin saber que responder y rascándose la cabeza.
-No es justo que la fiesta solo se celebre en mi honor, tú también hiciste tu parte, ¿no? No lo entiendo, tú fuiste el que difundió los rumores, podrías haberles contado algo muy diferente, pero no lo hiciste.-dijo un poco extrañada y con la cabeza ladeada.
-Bueno, la verdad es que no me atrae mucho la idea de ser un héroe, prefiero pasar desapercibido.
-Pues si no quieres ser un héroe…¡baja conmigo a la fiesta!
-Viviana, verás, yo…

Markus no pudo responder, Viviana le cogió del brazo si previo aviso y lo arrastró hacia el pueblo. El ambiente que la gente respiraba allí era muy alegre y rebosante de vida, había una hoguera enorme en el centro de la plaza del pueblo, la gente comía, bebía y bailaba alrededor de la gran hoguera. Había un pequeño grupo de músicos un poco apartado que tocaba alegremente una melodía de la época que procuraba buena vida y salud. Viviana arrastró a Markus hacia la mesa de la comida, había un vendedor que se había tomado el día libre y gritaba a los cuatro vientos.

-¡Comida y bebida gratis! ¡todo gratis por un día!

Daba manzanas de caramelo, cerveza, patatas al horno…¡había de todo en aquella mesa! Viviana  se decidió por una manzana de caramelo, después volvió a arrastrar a Markus hacia la hoguera y uno de los aldeanos la vio y gritó.

-¡Tres hurras por la maga Viviana!-dijo levantando su cerveza en señal de un brindis.

Pronto todos los aldeanos que tenían una copa a mano brindaron por ella, Viviana se sonrojó y se arrimó un poco al pecho de Markus, que estaba muy confundido y no sabía que decir ni que hacer por la rapidez en la que habían ocurrido todos los sucesos. Viviana le abrazó fuerte y Markus se sonrojó, pero supo que debía hacer, Markus abrazó también a Viviana y poco después los dos empezaron a bailar al ritmo de la música, nunca antes Markus había estado tan alegre y reía tanto como en aquel día, bailaban debajo de la luz de la Luna.

La noche transcurrió rápidamente, y al amanecer del día siguiente todos estaban recogiendo los numerosos estropicios de la fiesta de la noche anterior. Markus se despertó en un banco de la posada y con un dolor de cabeza de mil demonios, cuando por fin logró incorporarse, vio al dueño de la posada barriendo el suelo y le preguntó.

-Disculpe, ¿sabría usted decirme donde me encuentro?-dijo mientras se sacudía el polvo de la ropa
-Ay lo que hace el alcohol a los jóvenes en las fiestas.
-Pero yo no he bebido nada…¿o sí? No me acuerdo muy bien…
-Te encuentras en la Posada del Roble.

De pronto vio como Viviana salía ya vestida de su habitación en busca de un buen desayuno.

-Disculpe buen hombre, ¿qué hay hoy para desayunar?
-¡Hombre, pero si es la fabulosa Viviana! Hoy tenemos leche fresca y unos bollos recién hechos.
-Esperaré impaciente, tengo que despedirme del pueblo, hoy al mediodía parto hacia mi nuevo destino.
-¿Ya te vas? Quédate por lo menos unos cuantos días más, que no te arán ningún mal- dijo el hombre con cara de mala gana.
-Muchas gracias por la oferta, pero lamentándolo mucho, no la puedo aceptar.
-Bueno, como quieras-el hombre se marchó para prepararle el desayuno.

Entonces Markus se levantó rápidamente a pesar del dolor de cabeza y se acercó a Viviana por la espalda.

-¿Ya te vas?- dijo el chico con un semblante un tanto triste.
-¡Markus! ¿al final dormiste aquí?-Viviana se rió- no pensaba que fueras capaz de…
-Viviana-cortó Markus con la voz un poco ronca-¿es verdad que hoy te marchas?
-Bueno, Markus-se puso seria de repente- ya sabías como era mi vida, de aquí para allá, nunca estoy en un sitio quieta.
-Entonces, permíteme que te acompañe, tal vez pueda serte de utilidad en algo.
-Markus, tu sitio está aquí, con los tuyos.
-Viviana, no quiero perderte, no quiero que te marches…-dijo mirando hacia otro lado intentando disimular un poco su expresión
-Markus, yo…no se que decirte.-dijo ella un poco confusa.
-Si no puedo convencerte para que me dejes ir contigo…al menos retrasa unos días tu marcha, solo asta mañana, por favor, hazlo por mí-Markus le miró con ojos de cordero degollado y no tubo mas remedio que aceptar.
-De acuerdo Markus, marcharé mañana por la tarde.

A Markus no le cabía la sonrisa  en el rostro, de pronto el posadero llegó con la bandeja del desayuno y le dijo a Markus.

-Oye muchacho, tu cara me suena del grupo de jornaleros del campo, ¿no deberías estar allí trabajando?

Entonces Markus volvió a la realidad, abrió los ojos como platos y se fue corriendo de la posada, Viviana, que era una persona muy risueña, se rio como nunca lo había hecho.

-¡Muchas gracias por recordármelo buen hombre! ¡Hasta pronto Viviana!

Y desapareció por la puerta como alma lleva el diablo. Ese fue un día normal que ni tenía punto de comparación con la explosión de emociones del día anterior, la jornada se pasó rápidamente, Markus no volvió a ver a Viviana asta el atardecer, antes de pasar por la posada, se volvió a mirar la herida del día anterior…pero como la noche de la fiesta no hubo ningún cambio en su ser, pensó que esta tampoco sería muy diferente, así que entro en la posada y tocó a la puerta de Viviana.

-¡Viviana, puedo pa…!-las palabras del muchacho fueron interrumpidas por la puerta, que se abrió misteriosamente sola sin previo aviso.
-Adelante Markus-Viviana estaba sentada en su camastro entretenida con unos libros tan gordos como el tablón de una mesa de roble.
-¿Qué estas haciendo Viviana?
-Estudiar-dijo con una pequeña risita
-Vamos, no hay ningún profesor que te esté mirando.
-No se trata de aprobar ningún examen, Markus, si no de repasar hechizos para que no se me olviden y así poder salvarme la vida.
-Oh, no lo había mirado por ese lado-Markus se rascó la cabeza
-Mmmmm me acabo de dar cuenta de que cuando estás nervioso te rascas la cabeza.
-Eso no es verdad y lo sabes.
-¿Ah, no? Ahora mismo lo estas haciendo- Markus se miró a sí mismo y se dio cuenta, entonces se sonrojó y Viviana se rió, e intento cambiar de tema.
-¿Sabes leer?-dijo Markus un poco curioso
-¿Qué si se leer? Se leer nuestro idioma, se leer el élfico, se leer el arcano, se leer el griego, se leer el latín, se leer…
-De acuerdo, de acuerdo, me a quedado claro- Markus se volvió a sonrojar y se volvió a rascar la cabeza
-¿No sabes leer?-Viviana se rió al ver la expresión de su amigo.
-Pues no, la verdad es que no, tampoco sé escribir, me e pasado toda la vida en el campo, además creo que eso es inútil.
-¿De verdad crees que es inútil? Pues mañana mismo te daré clases de leer y escribir, te vas a enterar de lo que vale un peine- Viviana se rió.
-Por qué habré dicho nada-entonces Viviana se levantó, agarró a Markus por el brazo y lo arrastró como de costumbre.
-¡Vamos Markus, no hay tiempo que perder!
-Viviana, ¿A dónde vamos?
-Al bosque, la noche es preciosa.

Capítulo I "La maga Viviana"

Era una noche tan oscura como la profundidad del océano, en un bosque tan siniestro como la propia muerte; una muchedumbre furiosa aullaba de rabia y perseguía con antorchas y horcas a un joven aldeano acusado de licantropía. El joven corría y corría intentando no desfallecer ante aquella gente llamada en el pasado “vecinos”, sabía que si se rendía lo matarían ensartado o lo quemarían en una pira, aunque el pobre muchacho tampoco tenía nada que perder y se lo planteó durante varias ocasiones. Había perdido a su padre con 3 años en la guerra, y a su madre hace apenas 4 días por el ataque de un dragón rojo, y ahora una desgracia más.

El joven  llamado Markus, tenía la cabellera negra como el azabache, un poco ondulada y descuidada, los ojos eran de un color azul tan intenso como en cielo y  a la vez tan cristalinos como el agua, era de una edad temprana, de unos 16 años, y su constitución era la de una persona demasiado delgada y un tanto débil. Sus ropas eran las de un granjero pobre y humilde, tenía agujeros cosidos por dosier y presentaban un aspecto un tanto desarrapado, además  se encontraba con numerosas partes deshilachadas por el uso.

Todo empezó 3 días atrás, cuando daban sepultura a su pobre madre, encontrada hace poco en la cueva de un siniestro dragón rojo como la sangre, desde aquel día  juró vengarse matando a la bestia, pero sus planes se torcieron al conocer a Viviana, una joven forastera que iba de paso por If, el pueblo, en busca de cobijo y una posada más o menos acogedora. Markus todavía no se encontraba muy bien después de aquella pérdida, pero la forastera presentaba unos aires misteriosos y un tanto interesantes que le obligaron a acercarse y preguntar.

-¿Necesitas algo?-preguntó con una media sonrisa desalentadora,  una mirada profunda y llena de tristeza, todavía se preguntaba por qué se acercó a aquella chica.
-Solo una posada y algo de comida.
-Aquí cerca se encuentra la Posada del Roble, si quieres puedo indicarte el camino-hablar con aquella forastera le distraía de los malos pensamientos y de sus planes vengativos, aunque todavía seguía afectado y eso se notaba en su rostro.
-Aceptaré encantada tu proposición, muchas gracias, ¿Y tu nombre es…?
-Markus, me llamo Markus.
-Mi nombre es Viviana, encantada de conocerte  Markus-dijo con una amplia sonrisa de oreja a oreja al ver el semblante tan afectado del muchacho, tratando de animarlo.
                                 
Cuando ya se hallaron en la posada y Viviana ya hubo pedido
una habitación, Markus se fijó en aquella hermosa chica, vestía una capa roja adornada por unos bordados dorados en las magas y en las puntas, llevaba puesta la capucha, pero aún así se pudieron distinguir sus ojos marrones, tan oscuros como la medianoche, poseía una larga cabellera rizada  de un color castaño claro como la madera de un pino. Entonces dio media vuelta y se marchó, pero a sus espaldas Viviana gritaba su nombre, indicándole que todavía no se marchara, entonces Markus se dirigió hacia ella y vio que le invitaba a sentarse a su lado en una de las mesas de la posada. Entonces dijo:

-Bueno  Markus, ya que somos amigos y nos acabamos de conocer, cuéntame algo de ti, ¿no? –dijo la chica con una manzana en sus manos a la cual, de vez en cuando le daba un mordisco.
-En realidad tengo poco que contarte, solo soy un simple granjero, mi vida se basa en labrar campos y faenar huertos, no soy un joven de muchas andanzas…-Markus ladeó la cabeza y miró de reojo a Viviana, mientras se rascaba la cabeza con la mano derecha en señal puro nerviosismo y a la vez forzaba una sonrisa, nunca antes había tratado con una chica, ni mucho menos con una tan hermosa como ella.
-Por cierto…hoy había mucha gente de luto… ¿Por quién ha sido?
    Markus no respondió enseguida, sabía que esa pregunta le dolía en lo más profundo de su alma, pero intentó responder para no perder la conversación con Viviana, que esperaba una respuesta impaciente. Markus bajó la mirada en señal de dolor.
-Era por…mi madre- una lágrima calló por el ojo izquierdo de Markus y recorrió su mejilla hasta encontrase con la mesa.
-Oh, lo siento mucho, no debía haberlo preguntado. ¿Te encuentras bien?-dijo con una mirada triste y cogiéndole del brazo para animarlo.
-Sí, sí, claro, n-no es nada, se me pasará -Markus se secó las lágrimas con la manga- yo…emmm…cuéntame algo de ti.
    Viviana sonrió.
-Bueno,  en realidad “tengo poco que contarte”-y soltó una pequeña carcajada- vengo de una escuela de magia de alto prestigio en otro continente, llamada “Colina Negra”, soy una maga veterana->>¿Con tan poca edad?<< pensó Markus- He venido a estudiar  hechizos que en otras escuelas  ya no pueden encontrarse, para ampliar mi “conocimiento”-y  volvió a reírse- haré lo que haga falta, incluso escalar un monte, de paso, también ayudo a los pueblos con problemas, como por ejemplo  los atacados por monstruos, es más, hace muy poco, en un pueblo anterior a este, una Quimera estaba haciendo una matanza con los pobres aldeanos, nada del otro mundo, un hechizo de hielo y la convertí en un témpano helado, después como el hielo se resquebrajaba, abrí el suelo a sus pies y la tierra se la tragó, después volví a cerrar el agujero y santas pascuas.
-Wow, a tu lado mi vida es un aburrimiento, ¿cómo es posible que seas maga veterana con tan poca edad?
-¡Pero si ni siquiera sabes la edad que tengo!-y se rió.
-Bueno, seguro que menos de 15 años no tienes.
-Las apariencias engañan, Markus.
-En este caso no-entonces fue él quién se rió.
-¿Cómo que no? Podría haber aplicado sobre mi perfectamente un hechizo de longevidad y no habrías notado ni en un ápice de mis rostro que tengo 80 años.
-Pero…¿no es el caso, verdad?- dijo el muchacho con un brillo de esperanza en sus ojos.
-No Markus, no lo es-y se volvió a reír-la verdad es que e pasado toda mi vida, incluso mi infancia, en una escuela de magia. Cuando era sólo un bebé mis padres me abandonaron a las puertas de una escuela de magia, dejando una nota que decía “Por favor, maestros de Colina Negra, apiádense de nuestra hija a la que acabamos de descubrir que posee un don mágico y que no podemos quedarnos por que si no la quemarían viva” así que, de paso que busco nuevas escuelas…también busco a mis verdaderos padres…
-Lo siento mucho, Viviana.
-No pasa nada, Markus, yo, la verdad es que…

De pronto, un gran estruendo alarmó a todos los ocupantes de la posada, gritos de socorro y desesperación se oían desde la lejanía, Viviana y Markus salieron alarmados de la posada, 6 licántropos enfurecidos habían traspasado las murallas del pueblo y estaban matando a los aldeanos, Viviana actuó rápido, lo primero fue pronunciar unas palabras de un hechizo en élfico que Markus no pudo entender y que desencadenaron una barrera mágica para proteger a los aldeanos, todos ellos se refugiaron detrás de ella, pero la cosa pintaba muy mal ya que solo era una maga contra 6 bestias furiosas y sedientas de sangre, que golpeaban la barrera que cada vez estaba más resquebrajada.

-¡Escuchadme todos, debéis huir del pueblo con vuestras familias o si no vuestra vida peligrará!- dijo Viviana un tanto agotada y nerviosa, la barrera estaba a punto de romperse.

Los aldeanos no dudaron ni un instante, cogieron a cada uno de sus familiares y pusieron pies en polvorosa de aquella situación tan peligrosa, pronto en el pueblo no hubo ni un alma, solo la presencia de los 6 licántropos impacientes por su sangre y Markus, cuando Viviana se dio cuenta de su presencia lo miró enfurecida y con el ceño fruncido.

-¡Que demonios estas haciendo aquí, Markus, huye o si no te matarán!- la arruga de su frente se izo más profunda al ver la negativa de muchacho.
-No, Viviana, no huiré, por muy poderosa que seas tú sola no puedes acabar con todos ellos…además, no tengo nada que perder… solo a ti.

    El rostro de Viviana se enterneció por un momento, pero justo entonces la barrera se rompió y las 6 bestias furiosas se dirigieron hacia ellos con la intención de hacer una matanza.

-Markus, apártate.

El rostro de Viviana se tornó más sereno, se tranquilizó ante aquella situación imposible y empezó a pronunciar otras palabras de otro hechizo en élfico que Markus tampoco pudo entender, aunque parecía tremendamente más poderoso que el anterior.