viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo III "Un día bastante completo"

Viviana arrastró a Markus hacia aquel bosque inhóspito y lleno de peligros.

-Oye Viviana, ¿estas segura de lo que haces?-dijo Markus un poco miedoso
-Nunca había estado más segura de mi misma.-dijo sin mirarle siquiera al rostro.

El bosque presentaba un aspecto un tanto lúgubre, ya que esa noche la niebla abundaba en él.

-Mira que si nos perdemos…
-¿Cómo nos vamos a perder? Mi elemento es la tierra, es casi imposible.
-¿Casi?-dijo Markus aún más preocupado.

Viviana no respondió, se limitó a seguir arrastrándolo del brazo asta que se paró en seco.

-Es aquí.

Entonces por fin Viviana soltó a Markus y le mostró un lugar detrás de la niebla, era un hermoso claro en medio del bosque, las luciérnagas bailaban en la hierba y la poca niebla a ras del suelo le daba un toque de belleza incomparable, las gotas del rocío caían de los pétalos de las numerosas flores que habían en él, acababa en un acantilado muy escarpado y de bastante altura, desde allí de veían unas vistas impresionantes del bosque y las montañas en la lejanía. Markus no cabía en su asombro, había vivido toda su vida en aquel sitio y nunca había reparado en aquel claro asta ese día. El cielo parecía eterno e infinito, las estrellas se veían perfectamente desde allí, todas y cada una de ellas, era un cielo estrellado precioso, y el toque de gracia fue la Luna, que brillaba orgullosa desde esa vertiginosa altura con un brillo incomparable. A la Luna solo le faltaba una fase para ser Luna llena, una noche, solo una noche que podía pertenecer a los lobos, que aullaban con fuerza esperando aquel momento de gloria, aunque eso a Markus no parecía importarle mucho en ese momento. De pronto Viviana se dejó caer en la hierba empapada de rocío, y Markus vio como la hermosa luz de la Luna bañaba su rostro y le miraba de reojo indicándole que hiciera lo mismo.

-Esto es…-dijo Markus tremendamente sorprendido.
-…Precioso-acabó la frase Viviana mientras miraba a la Luna.

Pronto Markus se reunió con Viviana y se tumbó a mirar la Luna junto a ella,
entonces se armó de valor para decirle:

-Viviana, yo… quería decirte algo-Markus estaba dubitativo, no sabía si decirle la verdad sobre sus sentimientos o si prefería que solo fueran amigos.
-¿Si, Markus?-Viviana seguía mirando la Luna, aunque estaba un poco intrigada por la cuestión que se cernía sobre ellos dos.
-No sé como decírtelo, es que soy un poco…

De pronto Viviana se levantó y le dio un beso a Markus en los labios, él no lo evitó, era perfectamente lo que quería decirle desde el día anterior. Después de aquel maravilloso momento, Markus acompañó a Viviana a la posada y poco después él fue a su solitaria casa a dormir, después de un duro día de trabajo.

A la mañana siguiente, Markus apareció en la posada a la misma hora del día anterior, la diferencia estaba en que ese día le había pedido permiso al capataz para dar clases de “lectura y escritura” con Viviana, ahora conocida por todo el pueblo. Markus llegó con un extraño entusiasmo, llamó a la puerta de Viviana y esta le dejó entrar igual que la vez pasada, sin ni siquiera levantarse del camastro. Viviana ya lo tenía todo preparado, habían un montón de papeles y libros esparcidos por su mesa.

-Adelante, Markus-dijo sin mirarle si quiera, ya que estaba preparando unos cuantos papeles más.
-¿Cómo sabías que era yo? ni me as mirado-dijo el chico extrañado.
-Por tu aura.
-¿Por mi que?- Markus se acercó a ella y cerró la puerta, aunque estaba más confuso que antes.
-Nada Markus, cosa de magos-se limitó a responder.
-Bueno, y…¿por donde empezamos?- Viviana le indicó con un simple gesto que se acercara a ella, Markus obedeció.
-Por tu nombre.-esta vez si que le miró, y le dedico una amplia sonrisa.
-Mmmm bueno, tú eres la maestra.-Markus se sentó junto a ella en una pequeña mesita de la habitación.
-Primero quiero que aprendas a escribir tu nombre, mírame- Viviana cogió un papel y una pluma y escribió con una sorprendente letra “Markus”-Ahora hazlo tú.-Viviana le pasó la pluma.
-Wow, que letra más bonita-Viviana se rió.
-Ni que hubieras visto a mucha gente escribir algo
-Bueno, allá voy- Markus intentó hacer los mismos símbolos con una aparente torpeza, Viviana se rió- Bueno…¿Qué tal lo e hecho?- dijo un poco nervioso.
-Por algo se empieza, es cuestión de practica. Ahora te enseñaré mi nombre.

Viviana estuvo toda la mañana enseñando escribir a Markus, era francamente
difícil, aunque al final nada es imposible. Después de aquello, comieron juntos en la
posada y por la tarde tocaron las clases de lectura, Markus aprendía bastante rápido.

Al medio atardecer, Markus abandonó la posada con una sonrisa en la cara, había quedado con Viviana por la noche en el mismo lugar del día anterior para despedirse, ya que a la mañana siguiente Viviana abandonaría If, aunque prometió a Markus que volvería una vez acabados sus estudios.

Mientras Markus se dirigía hacía su casa, notó que alguien le seguía, se trataba de Robin, un muchacho de su misma edad que trabajaba de jornalero al igual que él. Era un muchacho de constitución fuerte y robusta, tenía el cabello de un color rubio claro y corto, los ojos eran de un verde pardo, vestía las mismas ropas que Markus pero un poco menos desgastadas. La relación entre Robin y Markus era un tanto desastrosa. Robin seguía a Markus por que había reparado en el vendaje de su antebrazo derecho y se extrañó, ya que la impresión que tenía de Markus era la de un muchacho debilucho que no le gustaba meterse en problemas ni relacionarse con los demás.

-¡Eh, debilucho!-dijo mientras soltaba una carcajada y Markus se giraba hacia él
-¡Te he dicho un millón de veces que no me llames así! Además que hago hablando con un estúpido como tú.- Markus volvió a girarse para seguir su camino.
-¿Qué son esos vendajes de tu brazo derecho?.
-Me corté con la oz mientras trabajaba.
-¿Piensas que me voy a creer ese embuste?-Markus no respondió, se limitó a seguir andando, ya que pensaba que no tenía por que darle explicaciones a aquel inútil, pero él le alcanzó enseguida y le cogió del brazo-Te e digo que me contestes
-¿Pero que estas haciendo?, ¡suéltame!.-Pero no sirvió de nada, Robin le quitó los vendajes y vio las marcas de una mordedura en proceso de cicatrización, entonces Markus empujó a Robin y se deshizo de él.
-Lo sabía, ¡sabía que era un embuste!
-¡Y que más da! Que más da que sea la mordedura de un animal que un corte con la oz, el caso es que es una herida.
-Si, ¿pero de que?-dijo con expresión de desconfianza
-Pues iba por el bosque y un lobo me mordió- dijo Markus ya un poco nervioso por las sospechas de Robin.
-¿De verdad? Esas heridas parecen más bien recientes, además de que las marcas son demasiado grandes como para pertenecer a la mandíbula de un lobo.
-Que sabrás tú sobre lobos.
-Entonces no te importará que te lleve al galeno, ¿verdad? Si lo que dices es cierto, no tienes nada que temer.

Robin empujó a Markus hacia el lado contrario en el que se encontraba su hogar,
hacia el temido consultorio, sabía que si el galeno le echaba una ojeada a la herida se
daría cuenta de que se trataba inmediatamente. Markus intentó evitarlo, pero todo esfuerzo era inútil. Ya en la puerta del consultorio, Robin llamó al galeno Ricardo, que en un santiamén estuvo en la puerta con su larga bata blanca y sus gafas medio bajadas.

-¿Si Robin?-dijo mientras les daba paso al consultorio y cerraba la puerta.
-Verá, galeno, me gustaría que examinara una herida en el brazo de amigo.-Robin empujó a Markus hacia el galeno mientras pensaba >>¿Tú y yo amigos?<< Markus era reacio a enseñarle sus cicatrices, pero no tuvo más remedio.
-¿Y bien?- dijo Robin demasiado interesado.
-¿Qué demonios es esto?-dijo el galeno un tanto asustado- parecen de un lobo…pero las marcas de los colmillos cambian según bajas hacia los molares…¿Qué demonios te mordió en el bosque Markus?- Markus no contestó, sabía que no podía hacerlo.
-No lo sé, no pude verlo, algo se tiró encima mía me mordió y ya está, eso es lo único que recuerdo.-dijo un poco irritado y apartando en brazo de las manos del galeno.
-Creo saber lo que es…pero es monstruoso y espero con cierta esperanza que no sea lo que pienso…
-¿Qué cree que es galeno?-interrumpió Robin con un destello de malicia en sus ojos.
-Los dientes de las marcas se van transformando de los de un animal a los de un humano…e visto muchas marcas de estas antes en cadáveres…pero debería pedir el consejo de un profesional antes de certificarlo por completo-el galeno salió de la clínica en busca del oráculo del pueblo-esperad aquí, enseguida vuelvo, sobretodo tú Markus.

Markus no estaba dispuesto a esperar al galeno, y menos al oráculo, sabía que le acusarían de licantropía si descubrían que las mordeduras eran de un licántropo, y eso era casi seguro ya que el oráculo era una de esas personas que sabía demasiado sobre los seres mitológicos. Markus intentó escabullirse de aquella situación, pero no lo logró, ya que allí estaba mirándole fijamente el impasible de Robin, recto, erguido, con los brazos cruzados y con un semblante muy poco amigable y demasiado serio, con el ceño fruncido. Markus se levantó pero entonces Robin actuó.

-¿Adonde te crees que vas?-dijo mientras le agarraba con una inhumana fuerza del brazo.
-Eh quedado con Viviana y no tengo tiempo para tus jueguecitos-dijo mientras se soltaba.
-Tú no te vas a ninguna parte asta que todo esto se aclare.

Markus le dedicó una mirada fulminante, pero no sirvió de nada, el galeno y el oráculo ya estaban allí.

-Markus, ven-dijo el galeno con algo de pánico, pero intentó no mostrarlo para no asustar al chico.
-Si no vienes me acercaré yo-dijo el oráculo, que llevaba un cráneo de algo en la mano, era parecido al de un lobo pero sus mandíbulas eran considerablemente más grandes.

El oráculo era una persona castigada por el tiempo, presentaba un aspecto un tanto deprimente y siniestro. Vestía una túnica de color gris claro y poseía una larga y grisácea barba que colgaba al igual que su largo y canoso pelo. Sus ojos eran de color gris oscuro y su mirada era un tanto lúgubre. Las facciones de la cara eran muy marcadas y su piel estaba desgatada por el paso de los años. El oráculo se acercó a Markus y le cogió del brazo involuntariamente, este intentó deshacerse de él, pero el viejo lo había amarrado con fuerza. Cogió aquel extraño cráneo de un animal desconocido para Markus y Robin y comparó su mandíbula con las marcas de las cicatrices del muchacho…

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